A la vuelta del viaje, la bruja guardó su escoba voladora. Se puso el mandil, pasó el aspirador, limpió el polvo de los muebles, fregó toda la casa, adecentó los baños, recogió la cocina, fue a la compra, guisó para varios días, resolvió asuntos en la calle, quedó con las amigas, comió con la familia, visitó al bebé....
Pasada una semana pensó: “Necesito un cambio de aires”
Preparó la bolsa y salió volando al sur.
El mar azul y plano ya la estaba aguardando.
Imagen tomada de google
5 comentarios:
Está bien tener un lugar donde tocar tierra. Y está bien tener un mar aguardando.
Besos
Sé de quién hablas, brujita.Besos desde Canseco.
Qué envidia!!
que disfrute mucho esa brujita!!!
Esa brujita tiene cara de lechuza feliz
D.
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