
Agitó el cubilete y dejó que las palabras se desparramaran por la mesa. Las agrupó por categorías.Construyó algunas frases. Predecible, manido, cursi.
Las devolvió al vaso, sopló suave sobre ellas, murmuró un conjuro y volvió a intentarlo .Vulgar, triste, relamido.
Esta vez temblaron en el recipiente, rebotaron sobre la mesa y se ordenaron casi a su capricho. Absurdo, tonto, innecesario.
Amanecía cuando se fue a la cama.
2 comentarios:
Pero insistía en su afán y de seguro sus sueños le revelaron la verdad...
Un abrazo
D.
El embrujo de las aplabras...
:)
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