miércoles, junio 21, 2006



DONDE RESIDE LA MEMORIA
(Uno)



Cuando bajó del avión no recordaba nada.
Inspiró profundo por ver sí el olor…. Sólo le vino una bocanada del perfume de alguna pasajera. Hubiera querido reconocer el aroma pegajoso del patchuli ….. Aquí todo era diáfano y aséptico.

Se sorprendió de la eficacia de las azafatas.
- No se olvide de nada.
- Que tenga una buena estancia en nuestro país.
- Por aquí, por favor.

Tomó la bolsa descolorida y sintió la calidez de veinte años. Caminó fingiendo precisión en los movimientos. Se sentía perdido pero actuaba como si supiera exactamente lo que tenía que hacer. No reconocía nada de lo que veía y aun así actuaba con acierto.
Se dirigió a la ventanilla, compró el billete, bajó las escaleras y tomó el tren que la llevaba a la estación central.

Sacó una tarjeta del bolsillo y leyó. “Prinsengracht 717 . Recuerda siete, uno, siete.No recordaba que se hubieran visto siete veces en Francia una en Alemania y siete en Italia. No recordaba ninguna combinación posible con esos números.
Recordaba su piel caliente, fina y caliente como papel de fumar que en cualquier momento puede salir ardiendo.

Los números no le decían nada, son solo números 717. Si sumaba los dígitos daban 15. Pero ellos entonces no tenían quince años y hacia mas de quince años que no se habían visto. Multiplico los dígitos 49 tampoco era la edad que ellos tenían, probo combinaciones; eso le distraía, le distanciaba de pensar en el encuentro, en él en ella, en el abismo del deseo.

Bajó del tren, de nuevo le sorprendió la precisión con la que todo el mundo actuaba ¿Sólo él dudaba?
Cuando salió a la calle el caos le pareció familiar, un reflejo de su mente, bicicletas, tranvías, autobuses, coches, peatones; sentimientos, emociones, imágenes, miedos; Todos se combinaban de forma perfecta, una amalgam indivisible que actuaba.
Mezcla de razas, de etnias, de nacionalidades que quedaban cubiertas por una patina de uniformidad; en la ropa, en las costumbres. Una neutralidad que casi asustaba. Cualquiera de esas personas podría ser ella, Berta, Sofía, Jazmína, Antonella… y él ¿cómo seria ahora? Marcelo, Juan, Alan, Kevin…..
Pero entonces ya no sería la piel caliente, la fuerza del abrazo, el susurro en la oscuridad, la promesa del amanecer. Seria cualquier cosa.

Llegó al Dam siguió caminando hasta Rembrandt Plane hizo un esfuerzo por acomodar sus recuerdos a lo que veía, una burda copia de algo que ya no existía. Sus pasos se habían hecho lentos, como si sus pisadas pudieran desandarse.

Temía lo peor, temía el encuentro. Agarró el carbón que llevaba en el bolsillo, como aquella noche en que habían soñado que podían convertir el carbón en diamante, hacer de si mismos una piedra preciosa. Él se sentía igual de negro, igual de tosco, no encontraba que hubiera ninguna faceta en que brillara.

Consiguió encontrar el hotelito, subió las escaleras, abrió la puerta.
Allí estaba sentada en medio de la cama. Una mujer de la que solo podía recordar el brillo de los ojos, la manera de juntar sus rodillas y apoyar sus manos sobre ellas; Trozos de trozos pegados a una estatua. Supo que él también estaba desmembrado, pegado y restaurado.

Y entonces fue el abrazo como un rayo que atraviesa, el cuerpo que se quiebra, se derrama en cascotes, partido en mil pedazos, Y queda el beso, el resurgir de ascuas apagadas, el fuego compartido, el abrazo, el incendio, las cenizas, mañana….

(Dedicado a Lila Magritte)

Imagen-- Hopper "Hotel room"

3 comentarios:

Lila Magritte dijo...

Pero qué maravillas encuentro por aquí. No había venido y me voy llena de sorpresas y regalos.
Abrazos y besos.

Marga dijo...

Me encantó.... sobre todo el pensamiento del carbón, apretarlo entre la mano con fuerza.

Saludossssss, fortune de memoria

Qymera dijo...

Amiga, esto me huele al comienzo de una historia-novela. Ese final colgadizo se presta para ver que sucede en la mañana al otro día, cuando se despiertan y se descubren nuevamente desde los ojos de la razón cotidiana. Haz escrito una historia que cautiva, te felicito, eres poderosa en todas tus afluentes, un orgullo conocerte. Mi abrazo.