El Arcón Mágico

LOS SUSPIROS DE LA ESCLAVA

Se enamoró nada mas verle, su piel oscura y brillante relucía humeda de sudor bajo los rayos del sol, sus labios cerrados inspiraban seguridad. Aun así se volvió lesa por un tiempo

Cuando por fin la hizo suya, mientras se acariciaban él preguntó
.- ¿Quieres ser ni esclava?
.- Lo soy desde hace tiempo.
.-¿Harás todo cuanto te pida?
.- Todo cuanto me pidas.- Respondió bajando los ojos inclinando su cabeza sobre el pecho.
.-¿Todo?
.-Sí, todo

Pasaron meses o semanas el tiempo va tan rápido cuando se ama

La esclava acariciaba cada rincón del cuerpo de su amo. A él le gustaba eso sobremanera, adoraba sentir sus manos recorriendo su piel en todas direcciones en la oscuridad del cerro.

Ella empezó a notar unas lineas que atravesaban su espalda.

.- ¿Qué es esto? ¿Qué te pasa?
.- !Calla! Las esclavas no tienen derecho a saber nada.

Un día sus muñecas sangraban. Ella las lamió en silencio hasta el amanecer.

Él empezó a faltar a las citas. Cuando volvía traía una caracola de mar, guirnaldas de flores para el pelo, cintas de colores para adornar su talle.
Se amaban en silencio. El pensaba que llovía pero eran las lagrimas de ella que no paraban de mojarle.

¿Pasaron días o años? Ahora al tiempo le pesaban los segundos.

Otro día paseando por la playa ella le vió a lo lejos. Tiraba de un carrito en el que viajaba unos niños, una mujer con un vestido blanco golpeaba su espalda con la sombrilla para que caminara más deprisa.
Esa noche él trajo tres damascos recien tomados del árbol. Ella esparció el dulzor de sus labios por la espalda, pero en la lengua tenía un gusto amargo.

Cuando subía al cerro aquella tarde le vio atado con sogas a unas ramas como si fuera un Jesús crucificado, una mujer le desnudaba.

Subió a ciegas el camino que sabía de memoria.

Los suspiros de la esclava se expadieron todo la noche por el cerro.

.- !!! Ser la escalva de un esclavo es ser doblemente escalva, es como no ser nada !!!

El tiempo se paró definitivamente