El dolor
Las grietas
Las sombras
El espacio vacío
Tiembla el pecho a lo desconocido
¿Dónde estas que ya no estás conmigo?
Suben las arañas por el muro
Rodean mi cama
Soy el capullo
Soy la presa
A la que clavan los colmillos
También está el mordisco
Dejando bien la marca
El veneno inyectado
Corre por la sangre
¿Quién dijo?
"Mejor poner el cuello y que te muerdan"
¿De qué ha servido conocerte
Saborear tus labios
Perseguir con mis yemas tus contornos
Conocer de memoria la medida de tu cuello
La longitud exacta de tu planta?
Hay muchas formas
De alterar el curso de las aguas
Podría ser salvada
Está la mano
Y la estaca
Capaz de ser clavada
En el centro mismo de mi pecho
Quedan
La cruz
Los ajos
El brillo en el espejo
Las voces de los rezos
Adheridas como resina
Del árbol del que manan
Salvada de mi misma
No quiero
Gracias
¿Quien soy?
¿Y cual es mi destino?
Un temblor de tierra
que deja sin cimientos mi estructura
Hace calor
Y estoy helada
Me vence el sueño
Y no duermo
Podría llenar la noche de preguntas
De interrogaciones el cielo
Eso no te traería de nuevo
Tampoco calmaría
La agitación del pecho
El caudal de las lagrimas
El torrente de pena
La falta de consuelo
Ramilletes de malvas
Para trenzar coronas
Con cintas adhesivas
Con fechas de comienzo
Flores yermas
Mas frías que la losa
Con que tapar mi cuerpo
No quiero
Escribir el epitafio
Echar la tierra encima
.....
1 comentario:
Por desgracia, tuve un tiempo medio borrascoso y demasiado limitado cuando estuviste acá. Aún estoy con la función del cambio que se ha ido ralentando: he tenido tropiezos, etc.
Ayer pasé por el hostal donde estuviste y recordé nuestros dos encuentros. Fueron magníficos, pero me quedó la sensación de un pésimo anfitrión.
Te hablé en una ocasión de un refrán indio, y lo repito: "Cuando dos personas se encuentran, por lo menos una vez más en sus vidas vuelven a juntarse".
Por lo que, tengo la certeza, volveremos a hilar una buena charla en el futuro.
Un abrazo muy cordial y fue un honor haberte conocido personalmente.
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