sábado, septiembre 13, 2008

EL BÚHO 4


4 de Enero de 2004

Querida Justine:
Cuando parecía que ya me estaba recuperando de mi debilidad han sucedido cosas que me turban nuevamente.

Mis padres me han mandado a pasar las vacaciones a casa de mis tíos, en esta isla que esta medio deshabitada en invierno, para que termine de reponerme. Como no conozco a nadie de mi edad me dedico a estudiar por las mañanas y a dar paseos solitarios por las tardes, para llegar a las distintas playas no hay que caminar mucho. El agua está fría y no te puedes bañar. Cuando el viento no sopla resulta muy agradable tomar el sol y leer con el rumor de las olas chocando contra las rocas. Estos paseos son reconfortantes.

El otro día camine hasta un faro que esta a pocos kilómetros. Salí por el norte de la ciudad enseguida encontré el camino que te lleva hasta allí. Al principio se ven algunas casas aisladas, poco a poco solo hay una tierra cada vez más pedregosa con matojos arrasados por los vientos. Al final del camino hay una cancela de madera. La transpuse y pude contemplar un paisaje casi lunar de piedras grandes y grises. Al fondo el faro. Estaba solitario. Me quede contemplando el paisaje, era de una belleza rara y sobrecogedora. Mas tarde camine hasta el acantilado. Allí me senté a ver la puesta de sol. Había sido un día luminoso de invierno, el viento que había estado soplando toda la mañana había amainado y en ese momento todo estaba turbadoramente quieto y silencioso. Cuando el sol se hundió en el mar me levanté para desandar el camino. La oscuridad avanzaba mas deprisa que mis pasos. Sentí algo detrás, Al darme la vuelta vi un hombre. Me sobresalte al verlo pero no sentí temor, Tuve la sensación de que me iba protegiendo, su cara me pareció conocida me recordaba al conductor del búho, enseguida descarte la posibilidad de que fuese él. Ibamos en silencio. Él me seguía todo el tiempo muy de cerca, podía sentir su aliento en mi cuello. Un calor seco que ascendía por mis piernas hasta el cuello y me gustaba. Te diré que contrario a lo que se pudiera pensar, en lugar de acelerar el paso lo disminuía. La noche lo cubría ya todo de sombras. Antes de llegar a las casas, me paré para respirar. Podía sentir su cuerpo cada vez más cercano al mío. Después sus labios se posaron en mi nuca y comenzó a besarme en el cuello. Una ola de placer intensa me recorrió de arriba abajo y di un grito tan fuerte que yo misma me sobresalte. En cuanto me repuse, empece a correr, el ya no me seguía.

Al llegar a la carretera general pedí a un coche que pasaba que por favor parara y me llevara a la ciudad, estaba pálida a punto de desmayarme. Era una mujer inglesa la que conducía me ofreció llevarme donde mis tíos, Le dije que no hacia falta que seguramente había estado demasiado tiempo al sol. Me dejó tomando un café en el casino. Cuando me encontré mejor me fui a casa. No he vuelto a salir sola por las tardes me siento de nuevo muy cansada y desganada dentro de dos días volveré a Madrid……



Imagen tomada de DeviantART

1 comentario:

S. M. L. dijo...

Interesante la saga. La estoy leyendo.