lunes, abril 13, 2009

LA COLMENA

Las abejas se reunían alrededor de la abeja reina, agitaban las alas yendo de aquí para allá, con un volar incesante. Eran muy laboriosas, limpiaban las celdas, atendían a las larvas, recogían polen , se llenaban el buche de néctar, producían miel y la jalea real... Una de sus mayores preocupaciones era mantener a la abeja madre contenta y satisfecha !Ardua tarea!
Mientras los zánganos, en su calidad de zánganos no tenían que justificar su existencia, pasaban los días mirando los partidos de fútbol y bebiendo vino y cerveza. Reían y hablaban sin parar de esto o de aquello pontificando acerca de todas las materias.

La abeja reina sentada en su trono de piel de vaca australiana celebraba las gracias de los unos y censuraba las actividades de las otras. No paraba de dar ordenes acerca de como debían de realizarse las tareas y continuamente emitía sentencias sobre los modos y costumbres de la abeja perfecta.
Ella en su calidad de procreadora no tenia que justificar nada, a la vista estaba los resultados. Su obsesión ahora es que todo se hiciera según sus designios.
Las abejas revoloteaban a su alrededor intentando cubrir todas sus necesidades y darle gusto en sus caprichos, aunque eso era bastante difícil, siempre encontraba peros que ponerlas; Si una se había quitado el polen de las patas después de libar una azalea, se quejaba de que ahora todo estaría envenenado, y había que tirarlo. Si otra había libado en el romero en lugar de en el saúco, se enfadaba diciendo que ya se había arruinado el color violáceo de la miel. Si otra le preparaba la jalea con néctar de amapola, argüía que eso la atontaba todo el día, y por eso se adormecía viendo los partidos. Cualquier cosa antes que admitir que comenzaba a tener síntomas de senectud.
Aplicaba este tratamiento exigente y humillante con todas, a su juicio, ninguna era capaz de hacer nada a derechas. Lo peor era que surtía efecto; entre ellas competían continuamente sobre la perfección milimétrica de las celdas de las larvas, por los kilómetros que eran capaces de viajar, por la calidad de su cera, la cantidad de polen que cargaban en sus patas..... Esta competitividad continua las tenia alerta todo el rato, pendientes de lo que hacían las otras para mejorarlo con creces.

Así transcurría, más o menos, la existencia en la colmena. Pero como en todos los cuentos y en todas las historias, siempre hay alguien que se sale de la norma, una abeja negra en el enjambre.... "La negra" no se preocupaba de lo que pudieran pensar las demás, ni lo que opinara la abeja reina, hacia lo que creía conveniente o lo que más le apetecía. Volaba kilómetros buscando rosas blancas que libar, no se preocupaba demasiado de cuanto polen llevaba en las patas.... A las claras se veía que la reina nunca se vería satisfecha, no importaba lo que hicieran. Todos estaban bien atendidos y la miel que fabricaban era de excelente calidad.....no hacia falta demostrarlo. Las otras envidiaban por dentro su independencia y en alto la criticaban. Si todas fuéramos como tu..... Decían. Y seguían con lo suyo de mirarse de reojo.
La abeja reina descubierta en su juego no perdía la ocasión de clavarla su aguijón en los momentos más festivos para ponerla en evidencia. Jaja... Reía. Mirar que patas trae, si apenas ha recogido polen. !Vaya, néctar de rosas blancas! Escúpelo que no sirve para nada.

Los zánganos le seguían la broma para que no la tomara con ellos por el vino que bebían, y las abejas se miraban las unas a las otras...alegrándose y pensando: Te lo tienes merecido... La negra no por eso se desanimaba, intentaba convencerlas de que no era necesario seguir el rollo de la reina. Ellas preferían justificar su actitud agria diciendo; que eran cosas de la edad, que sus conocimientos bien merecían aguantar tantos desplantes, bla, bla .... Si ella también se esforzara...
Pero "La negra" pensaba: Allá cada cual con su vida y a mí, que me quiten lo bailado.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Las reinas son orgullosas, el poder las sostiene.
Tal vez si establecieras puntos aparte y podaras algo el texto el cuento se leería mejor.
El D.