miércoles, diciembre 30, 2009


TÚ VENCERÁS

Para que haya victoria tiene que haber enemigo. ¿Quién es mi enemigo? ¿La muerte o la vida? A la muerte le abriría los brazos y le dejaría que depositará su beso frío sobre mi frente. Éste sería placentero. Hay besos que queman mas que la nieve, que dejan cicatrices secretas que necrosan la zona que han tocado. Pero el beso de la muerte es dulce. Sin embargo, aunque la llame no viene , desatiende mis súplicas y desoye mis llamados.
Debo entender por tanto que la vida es mi enemiga, lucho con ella cada día. Ella y yo mantenemos una lucha parecida a la del cristiano en el circo. Ella saca leones y panteras, tigres de bengala, gladiadores gigantescos que blanden cadenas con bolas de clavos en su extremo. Mi única arma es la voluntad de no caer aplastada como un gusano, la dignidad de mantener la compostura. Aunque, a estas alturas eche espumarajos por la boca, me sangren las narices, tenga diezmados algunos dedos de la mano, y otro sin fin de cosas, sigo luchando, si caigo me levanto, si me duele me callo, si me ofenden no me doy por aludida, si me traicionan me digo que no tendría por que no esperarlo.
Entre ella y yo hay momentos de tregua en que me trae sopa caliente, me enjuga las lágrimas, o, me permite lavarme a la orilla del mar. Esos días creo que la paz es posible que no es necesaria la contienda, me hago ilusiones como los palestinos en la franja de Gaza. Sólo dura unos días. Pronto, mucho mas pronto de lo que quisiera, oigo el silbido de la serpiente, el rugir de la fiera, las manos de la bestia. y volvemos a enfrentarnos. A ratos, debo confesarlo, estoy extenuada. Otros, sin embargo, siento la ira provocando un deseo poderoso de acabar ya con tanta mala suerte. Termino golpeando con las palabras, trinchando con las verdades, arremetiendo con todo lo que me encuentro a mi paso.
La vida hay que lucharla, me digo, hasta que llegue el beso frío y dulce de la muerte.


Imagen: Palas Atenea de Gustave Klimt

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bien conozco esa sensación, mi querida amiga. Cuánto tiempo la compartí contigo. Que bien sé el daño que hace sentirlo. Son sentimientos que he empezado a superar desde hace poco; sin embargo, qué presente los siento... Es como un hueso que ya no está roto pero que sigue doliendo cuando una tormenta se acerca...

Besos y Ánimos.

Anónimo dijo...

La vida es una amiga que se porta mal a veces, pero sigue siendo amiga, porque ha sido probada muchas veces.
Un abrazo, Lechucita, ¡a seguir luchando!