domingo, enero 03, 2010


Historias ínfimas.1

El ratón de Pablo

Los ratones tenían prisa por salir de su madriguera, se apretaban unos a otros, corrían en todas direcciones por ver si había forma de encontrar otra salida que no fuera la que ya estaba abarrotada. Una rata subida en una piedra gritaba. ¿A dónde vais todos con tanta prisa? ¿No os dais cuenta que aquí lo tenemos todo? Nadie la escuchaba. De pronto, ella salió corriendo en la misma dirección que los demás, daba mordiscos y empujones para adelantar puestos cerca de la salida. A lo lejos se oía el cascabel del gato.
Pablo cerró el libro, adoraba los cuentos de ratones, ratones inteligentes, valientes, locuaces, astutos.... ¿Por qué las mujeres tendrían siempre tanto miedo a los ratones? Sacó su ratoncito blanco de la jaula y se puso a jugar con él, le mordió un dedo y sangró un poco. Eso le divertía. Dejó al ratón en su jaula y se quedó dormido roncando como un gato.
Unos ojos verdes redondos, le miraban fijamente. la boca se abrió, Ffffffuuuuu el ratoncillo corría por todas partes buscando donde cobijarse, si miraba para atrás, los ojos fijos y los colmillos relucientes. Más deprisa, más deprisa, penetró por la boca abierta de Pablo y comenzó una loca carrera por venas y arterias, se cobijó entre las costillas, pero allí también estaban lo ojos mirándole, corrió esófago abajo, le llovieron los jugos gástricos, penetro por el colon y se lleno de mierda, salió despavorido uretra abajo, los ojos y los colmillos le perseguían allí donde fuera, cayó de bruces sobre la hierba tierna, corrió campo a través, se lavo en las aguas cristalinas del estanque y cuando por fin pensó que podía dormir tranquilo, escuchó el cascabel del gato.
Era la hora de marcharse al colegio.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué imaginación tienes, hija mía! ¡Precioso!

Anónimo dijo...

Las extrañas fantasías nocturnas de la lechuza...