martes, agosto 24, 2010


RONQUIDOS III

Dices que con mis ronquidos no te dejo dormir, que hablo en sueños, que espere a que tu duermas. Yo espero paciente el ritual que sigues antes de acostarte; te quitas la ropa, la colocas en el galán de noche y vas al baño, allí haces tus abluciones. Mientras espero, no puedo evitarlo, me termino durmiendo. Entras chasqueando la lengua.
- Ves, ya estás roncando.
Abro los ojos, vienes con un vaso de agua, te tomas las pastillas, vas al baño, vuelves, te pones el antifaz en los ojos y te metes en la cama. Los minutos hasta que oigo tus ronquidos me parecen interminables. Silencio, un silencio prolongado, ni siquiera pasan coches. Finalmente unos ronquidos suaves salen de tu garganta. Cierro los ojos y me sueño en la arena de la playa, tu respiración se asemeja a las olas de un mar bravío que choca contra las rocas y me arrastra a cuevas submarinas llenas de peces y de algas multicolores, hasta que aparece el tiburón y abre sus fauces, eres tu que me agitas.
- ¿Duermes? Observa como roncas.
- Dormía, dormía… - digo yo con voz soñolienta sin querer abrir los ojos.
Me obligas a cambiar de posición, de lado, bocabajo, boca arriba, haciendo el pino, debajo de la cama.
Cuando ya me ves bien despierta, bebes agua, vas al baño, vuelves, estiras las sabanas, te pones el antifaz y te tumbas en la cama. Espero a ver si hay suerte y duermes rápido, cierro los ojos y pienso en los verdes prados de mi infancia, en las vacas pastando en la hierba jugosa, en el hocico tierno del cordero, en su tacto húmedo, en el trino de los pájaros, en las mariposas libando los espinos en flor.
- No te duermas- dices - luego yo no puedo dormir !Espera!
- No estaba durmiendo, solo tenía cerrados los ojos, te estaba esperando.
Finalmente apagas la luz. Escucho tu respiración cada vez mas profunda. Me recuerda al viento del desierto que barre la arena y cambia las dunas de lugar, en sus formas cambiantes… me hundo en el sueño junto a un sol rojo que desaparece en el horizonte.
¿Cuánto he dormido? ¿dos, tres horas?
- !Mari! !Mari! ¿Por qué no miras las posiciones en que roncas y las evitas? !No me dejas dormir!
Cuando duermo solo veo mis sueños, me veo trepando rocas, subiendo montañas, bañándome en una charca rodeada de libélulas… No te lo digo claro, por que dices que nadie sueña esas cosas, que uno sueña que vuela y que se estrella, que descarrila el tren en el que ibas, que la casa se llena de ratones… Prefiero no escucharte.
- Sigue durmiendo- digo- yo casi que ya me levanto.
Me voy al salón, escribo, leo, veo el amanecer y me quedo adormilada en la butaca.

3 comentarios:

Manuel dijo...

Es una lástima... Yo que soy roncador eventual, a veces sí, a veces no... Reclamo la santa paciencia de aceptar al que ronca. No lo despertéis que sueña con libélulas.

Anita Dinamita dijo...

Me encanta esta serie!!! Me encantan los sueños, las descripciones, son unos relatos maravillosos.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Anita, y la tensión que se vive entre ellos...
D.