viernes, agosto 20, 2010


RONQUIDOS

Mi amor, dices que ronco, y en eso tienes razón, ronco. Tengo la respiración profunda, el aire entra por la nariz, se expande en los pulmones, y sale vibrante por la boca. A veces asemeja un silbido, un mugido de toro, un chillido de bicho destripado.
Mi amor, dices que ronco, y que no quieres dormir conmigo, que para follar (tú como eres mas fina dices hacer el amor) no hace falta dormir juntos, que basta con el deseo de intercambiar afectos.
Yo el afecto lo siento cuando te veo comer tan delicada, partiendo una y otra vez el trozo de filete, hasta que finalmente te metes un pedazo tan pequeño como una lenteja y lo masticas cincuenta veces antes de tragarlo. Me emociona ver como mueves los labios mientras cuentas y masticas, entonces siento un duro afecto entre las piernas.
-!Vente a mi cama! - te pido - Que en las siestas no ronco.
Pero dices que necesitas, después de comer, hacer ejercicio para bajar la comida. Te pones unas mayas que marcan tu pequeño culito y una camiseta pegada a ese pecho tan liso, con un par de botoncitos que redoblan mi afecto por ti. Intento besarte y retenerte, pero tu me despides con un movimiento lejano de la mano
- Luego, cariño, cuando vuelva hacemos lo que quieras.
Cuando llegues estaré roncando como un cerdo, o como un mandril agotado de moverlo pensando en el afecto tan grande que te tengo.

Imagen: Pérez Villalta

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No me suena como algo escrito por ti, lo que podría constituir un plus en el relato.
Un abrazo
D.

isabel gutiérrez dijo...

Yo creo que te superas relato a relato. Pienso que estaría muy bien leerlos publicados en papel. Bueno, ya te felicitaré en persona cuando acabemos las vacaciones. Un besote, Isa

Anita Dinamita dijo...

Tremendo... ja ja ja, es verdad que te superas día a día.
Abrazos!