HISTORIAS DEL CIBER 1
El hombre se levantó temprano, fue hasta la esquina del ciber, abrió su correo, !ninguna novedad! Recordó otra época cuando era joven y miraba el buzón. Todos los días el mismo vacío. Buscaba mariposas blancas entre las flores. (mariposa blanca carta segura) Preguntaba a la luna, escrutaba las estrellas, llegó al punto de espiar al cartero. Nunca sirvieron ni los trucos, ni las perdiciones, ni las argucias para controvertir el destino. Con el tiempo el buzón se lleno de cartas de bancos, facturas, multas, propaganda y demás alimañas indeseables. Apenas lo abría.
Ahora acudía al ciber todas las mañanas, y a veces también a la noche.
Desesperado se abrió varios correos, se escribía extrañas cartas en la que se comunicaba hechos insólitos, noticias estrambóticas, viajes inesperados. Para mantener la sorpresa tardaba varios días en abrirlos, llegó a crear tantas personalidades de si misma que se olvido de quien era verdaderamente. ¿Alvaro? ¿Juana? ¿Manuel? ¿Cristina? ¿Luis?
Los borró todos menos el primero. De nada servían los engaños. prefería mantener pura la esperanza.
El hombre se levantó temprano, fue hasta la esquina del ciber, abrió su correo, !ninguna novedad! Recordó otra época cuando era joven y miraba el buzón. Todos los días el mismo vacío. Buscaba mariposas blancas entre las flores. (mariposa blanca carta segura) Preguntaba a la luna, escrutaba las estrellas, llegó al punto de espiar al cartero. Nunca sirvieron ni los trucos, ni las perdiciones, ni las argucias para controvertir el destino. Con el tiempo el buzón se lleno de cartas de bancos, facturas, multas, propaganda y demás alimañas indeseables. Apenas lo abría.
Ahora acudía al ciber todas las mañanas, y a veces también a la noche.
Desesperado se abrió varios correos, se escribía extrañas cartas en la que se comunicaba hechos insólitos, noticias estrambóticas, viajes inesperados. Para mantener la sorpresa tardaba varios días en abrirlos, llegó a crear tantas personalidades de si misma que se olvido de quien era verdaderamente. ¿Alvaro? ¿Juana? ¿Manuel? ¿Cristina? ¿Luis?
Los borró todos menos el primero. De nada servían los engaños. prefería mantener pura la esperanza.
2 comentarios:
Recuerdo cuando de niña miraba cientos de veces el buzón en Mal-Pas, era una maravilla encontrarlo lleno, y ocurría a menudo, pero nosotras queríamos todos los días.
Te dejo uno que escribí yo hace ya tiempito.
http://relatosdeandarporcasa.blogspot.com/2010/07/solo-una-mas.html
Un gran abrazo viajero de mi a ti
Necesitamos que se preocupen de nosotros. Quisiéramos correos llenos de mensajes personales y cuando los tenemos, aun así sentimos una insatisfacción.
Un abrazo, Lechucita
D.
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