martes, octubre 23, 2012

EL REGRESO

¿Por dónde empezar? 
Adelaida se veía rodeada por objetos que correspondían a  necesidades antiguas. Acababa de llegar de un lugar muy lejano. Un lugar que olía a enfermedad y medicinas, de cadáveres agitados que había que reconciliar con la muerte, de violencia y sufrimiento.  Había regresado de bañarse en un mar de dolor inmensurable, pero también de paz y de perdón, de liberación y calma.
¿Por dónde empezar? 
Antes de todo necesitaba: tocar los lápices, recorrerlos en toda su longitud, calcular su peso y su grosor, apoyarlos sobre el papel ver su trazo, calibrar su dureza; tomar los pinceles en sus manos, acariciar las cerdas hundirlos en el charco de pintura y  cargados de liquido depositarles en la lámina  y notar como el color era embebido lentamente por la hoja; Tomar el tiempo necesario para comunicarse con las herramientas y las materias con las que iba a trabajar; aceitar los palillos de modelar, desempolvar los vaciadores y las medialunas, amasar la arcilla, oler la tierra; afilar las gubias, ordenar las escofinas, valorar las maderas; Organizar las telas, los hilos, las agujas las tijeras, los ganchillos, aceitar la maquina de coser, ordenar el costurero, clasificar los patrones....; Sentir la presión de los dedos sobre las teclas, ordenar las carpetas del escritorio, enchufar la impresora, comprobar el toner, ... ; cargar las pilas de la cámara, formatear la tarjeta, ... 
Necesitaba recordar, que los sentidos volvieran a traer la información, el conocimiento adquirido.
¿Por dónde empezar?
El espacio
Miró la casa intentando sustraerla de los hábitos adheridos a los muebles, a las paredes. Desprenderse de lo inútil, organizar las salas, adecuarlas para sus nuevos husos.
El tiempo
El hueso más duro de roer. No perder el tiempo, no dejarse acosar por los pensamientos desmoralizantes, las valoraciones personales sobre una misma, la utilidad de las acciones, un largo etcétera de enemigos dispuestos a combatir la acción. 
Las relaciones sociales; la familia, los animales, las amistades..., las atenciones al cuerpo; limpieza, comida, compra… autenticas máquinas de succionar el tiempo.
Los proyectos
Aquí residía el conflicto. ¿Qué, cuándo, cómo, por qué, en qué orden?
Ordenar los qués, priorizar los unos sobre los otros..... Estaba siempre el problema de volar como una mariposa de flor en flor sin terminar de cuajar un solo proyecto, o de verse abrumada por todos los deseos hasta paralizarla.
¿Por dónde empezar?
......


Imagen: P. Guston


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo generalmente comienzo el día con mis sueños. Son ellos los que me mantienen vivo, aunque sean fantásticos. Pero el secreto, para mí, es que alguna vez se conviertan en realidad. Que sean realmente posibles de ver la luz y por lo tanto, que sean medianamente materiales.
Luego, ante el papel en blanco, generalmemnte me paseo por un montón de temas, hasta que de pronto uno de ellos se adueña de todo y comienzo a escribir.
He hablado de dos cosas, a raíz de su escrito de Lechucita. Espero haberle servido en algo.
Abrazos
D.

La Lechucita dijo...

Gracias D. En mi caso más que páginas en blanco, son días en blanco, mis deseos y mis miedos. Un ansia de perfección y la conciencia de mis limitaciones. Todo un cóctel para enfrentar la vida.
Sus comentarios siempre ayudan.
Un abrazo