lunes, mayo 22, 2006


MARA

Día 10

Han pasado muchos días desde que nos vinimos a esta roca en medio del océano, en medio de la nada.

Mara crece rápido. Es de una belleza singular, su cola iridiscente cambia de colores a lo largo del día. Es feliz. Como no ha conocido el mundo de los hombres no echa de menos a las niñas.

De forma natural parece que conociera el lenguaje de los animales. Pasa horas nadando y jugando con ellos. Construimos castillos de arena que adornamos con pequeñas conchas que recoge cuando nada.

He empezado a enseñarla a leer. Trazamos letras con un palo sobre la arena. Escribimos las palabras que ella elige.

CARACOLA – ALGA – OCASO – PLAYA….

Al atardecer le gusta que le cuente historias, nunca se cansa, una y otra y otra…, su favorita es “ Los viajes de Simbad.”


Por la noche cantamos hasta que se duerme con su cabeza apoyada en mi regazo.

Bajo el cielo estrellado, siento un dolor de algo que no veo, un recuerdo olvidado que golpea en las sienes y pugna por salir. Un escozor en los ojos de lagrimas no derramadas en su tiempo.

Las noches son largas, el silencio profundo como el océano que contemplo. La soledad se extiende a lo largo de todo el horizonte.

El dolor de las piernas empieza a ser insoportable. El pecho sangra. Apenas duermo.

1 comentario:

Qymera dijo...

Que facilidad para crear vida tienen sus palabras Fortunata. Creame cuando le digo que sentí que estaba allí viéndolas desde las estrellas.