domingo, marzo 18, 2007

4 comentarios:

S. M. L. dijo...

Glenn Gould: Un regalo maravilloso de mi pianista preferido para una tarde de lunes.
¡Gracias, Fortunata!

david santos dijo...

Vengo mirar tu trabajo y saludarte.

MentesSueltas dijo...

Pasaba para agradecer tu visita, te espero siempre.

Dejo un abrazo desde Buenos Aires.

MentesSueltas

Thérèse Bovary dijo...

Dulce Fortunata, como siempre tu arcón está lleno de sorpresas.
Muy poco sabía de este pianista y jamás lo había visto ni oído interpretar.

Es sobrecogedor verlo cómo acaricia el teclado y le desentraña sonidos que, sin duda, vienen de algún lugar ancestral, donde sólo habitan los dioses y los elegidos por ellos.

Me impactó ver a Gould cuando musitaba los sonidos, anticipándose a los que vendrían, y luego su mano izquierda alejándose y acercándose en movimientos que delataban, tal como su gesto de inclinarse ante el piano. Me pareció que él se sentía ante una divinidad, siendo poseído por la música.

Es lo más parecido a un gesto de erotismo lleno de amor, de esos que parece ya no existen más que en el arte

Gracias por este regalo.
Un beso y mi cariño