viernes, mayo 30, 2008


El Señor Gerome

Marave Martinez volvió a pasar mala noche, la primera mitad del sueño transcurrió apacible sin mayores problemas, fueron pasadas las tres cuando empezaron los sudores fríos, los espasmos y las visiones, no eran sueños, en los sueños uno es el protagonista, aquí el protagonista era el Señor Gerome.

El Señor Gerome llegó a casa antes de lo previsto. En la casa había un silencio extraño, su mujer a esas horas solía ver la televisión y dormitar con una labor entre las mano. En el salón no había nadie. Subió las escaleras hasta el dormitorio. Estaba allí con las mejillas encendidas, el pelo revuelto y los ojos cerrados, tapada con el edredón hasta la barbilla, se acercó a besarla en la frente, el calor de su cuerpo le alcanzó, sintió como cuando era joven que la deseaba, la besó suavemente , ella se movió un poco ocultando la cara entre la almohada, el olor que emanaba su cuerpo le excitó aun más, le acarició la nuca y bajó un poco por la espalda, se extrañó de que no llevara uno de los camisones gruesos con los que se cubría en invierno, creando una distancia siempre entre sus cuerpos, ella se giró aun más y subió el edredón hasta casi taparse por completo. Se tumbó a su lado y acercó su cuerpo al suyo, hundió la cara en su pelo y le besó la nuca. Le hubiera gustado que se despertara para pedir su consentimiento y seguir con el juego amoroso, ella suspiró y se cerró mas sobre si misma. La oyó decir
- Gerome ¿Eres tú? ¿Qué haces a estas horas en casa?
- Sí, cariño, soy yo ¿Y tú qué haces a estas horas en la cama? ¿Me esperabas?
La abrazó pegando su cuerpo mas al de ella.
- No digas tonterías, me duele espantosamente el estomago como si me lo agujerearan. Estos dolores me anulan por completo. Si pudieras ir a la farmacia a por un remedio que me calmara.
- No te gustaría que te diera un masaje en el vientre en la dirección de las agujas del reloj como hacíamos cuando Tomás era pequeño.
Esto aumento su deseo de tocarla aun más.
- No, de verdad, gracias, es mejor estar lo más quieta posible hasta que se me pase.
- Esta bien, ahora me acerco.
La tapó bien y la besó en el pelo, se quedó aun unos segundos oliéndola, deseándola.
Bajó las escaleras para hacerse un café antes de salir nuevamente. Había algo extraño ¿desde cuando tenia su mujer esos dolores? ¿Por qué no le había comentado nada? ¿Por qué estaba desnuda en la cama? ¿Se estaría masturbando para calmarse? Esta idea le volvió a excitar. Luego sintió rabia, se masturbaba por las tardes y por las noches se negaba para él? Se dio la vuelta arrastrado por el deseo de montar una escena que terminara satisfaciendo sus deseos, pero recordó que le había dicho que le dolía el estomago y esto era solo una idea provocada por su propio deseo, así que volvió a bajar. En el pasillo rozó los abrigos que había en el perchero. ¿Por qué en esa casa nadie los colgaba en el armario? murmuró entre dientes. Estaba inexplicablemente enfadado, se agacho a recogerlos, se dio cuenta de la presencia de un hombre a sus espaldas, la sangre se le helo, se irguió rápido, su mirada se cruzó con la de Asis, un amigo de su hijo.
- ¿Qué haces tú aquí, puede saberse? ¿ No deberías estar con Tomás en la facultad?
Apretó los dientes para controlar la ira que le subía a la cabeza, le empujó hasta la cocina y le hizo sentarse en una silla.
_ ¿Qué haces aquí?. Repitió. ¿Cómo has entrado? ¿Dónde está Tomás?
El muchacho bajó la cabeza y siguió en silencio. Tenia el pelo alborotado y las mejillas encendidas. Era un muchacho corpulento, de tez oscura, labios grueso y rasgos árabes ¡Tan distinto de Tomás, que aun parecía un niño!
- ¿Querías robarnos? ¿Qué disculpa has inventado para entrar en nuestra casa?
Se sentó él también en una silla a esperar las respuestas, entonces se dio cuenta. Estaba descalzo y llevaba los zapatos en la mano.

Ya había amanecido cuando sonó el despertador. Marave Martinez había caído en un sueño profundo y no lo oyó. Hoy nuevamente llegaría tarde a trabajar.

1 comentario:

S. M. L. dijo...

Muy interesante.
Muy excitante.
Gran esfuerzo indagador de la sicología masculina.