martes, agosto 25, 2009



La Nécora, el Pulpo y la Serpiente de Mar

La Nécora y el Pulpo compartían cueva desde siempre, y al principio no les iba mal. La Nécora mantenía limpia la cueva de parásitos e intrusos y procuraba comida de sobra para ambos, el Pulpo disfrutaba de su situación privilegiada y a su vez hacia malabares con sus ocho tentáculos y contaba historias divertidas.
El Pulpo cada día comía más. La Nécora le dijo: Creo que tienes que buscar tu comida, por que con lo que yo traigo no es suficiente, Al Pulpo no le gusto nada, vivía bien como vivía, enfadado echo un buen chorro de tinta e hizo como que hacia, dejó los malabares y las historias divertidas. La Nécora no veía nada y en sus labores terminaba dándole picotazos en los tentáculos, el Pulpo echaba más tinta y el ambiente de la cueva se enrarecía.
Uno de esos días en que el Pulpo se paseaba fuera de la cueva, se encontró con la Serpiente de Mar y se pusieron a hablar. La serpiente de Mar tenía un acento exótico y una piel multicolor que le cegaba los ojos con sus brillos. Él agitó sus tentáculos de mil formas diferentes y se quedaron prendados el uno del otro. La serpiente se enroscó alrededor del Pulpo y se metieron en la cueva. El Pulpo para que la Nécora no viera y no se enfadara echó un buen chorro de tinta. La Nécora ciega daba picotazos a diestro y a siniestro.
La Serpiente de Mar, harta de los picotazos, convenció al Pulpo para que buscaran otra cueva y vivir en su nido de amor sin la presencia insidiosa del la Nécora. Y eso hicieron.
Ahora al pulpo no le quedaba mas remedio que buscar la comida con la serpiente, enroscada en su cuello, que con su lengua viperina le decía lo que tenia que hacer.
El hambre de la Serpiente de Mar era insaciable, y cada vez estaba mas gorda. El pulpo, para poder llevarla a cuestas, se hinchó también, pero estaba agotado.
La Serpiente de Mar le convenció de que se ganara la vida haciendo malabares y contando historias. Se lo pasaba muy bien haciendo eso pero no había comida suficiente en la casa y la cueva, estaba cada vez mas sucia.
Fueron a ver a la Nécora. La Necora que tenia buen corazón, y recordaba los tiempos felices les dio comida, Pero les tildo de ilusos si creían que así podrían comer en el futuro. Eso enfadó al Pulpo que empezó a echar tinta, la Nécora ciega volvía a dar picotazos a diestro y a siniestro, la Serpiente seguía subida encima del Pulpo sin soltarle ni un poquito, dándole consejos sobre esto y lo otro, intentando convencer a todos de que esa era una buena forma de vivir.

Y por lo que sé, así siguen. La Serpiente de Mar subida en la chepa del Pulpo dando ordenes. El Pulpo haciendo malabares y echando tinta como un volcán en erupción, cada vez mas cansado y la Nécora dando picotazos a diestro y a siniestro sin saber como salir de esta situación tan embarazosa.


Imagen: Pulpos by Pastillita (devianart)

2 comentarios:

ybris dijo...

Moraleja:
Soltar tinta no soluciona nada.
Dar órdenes es lo que a unos pocos aprovechados se les ocurre para que los lleven los demás.
Me quedo con la nécora que parece ser la única que piensa en los demás.

Besos.

Anónimo dijo...

Qué vida más enredada la de esos tres animales!
Un beso, lechucita
D.