sábado, agosto 29, 2009



Plaza del Dos de Mayo

Una noche de verano. Mes de julio. El día había sido extremadamente caluroso, al caer la tarde el cielo se había cubierto de densas nubes negras, y el calor se hizo aun mas pegajoso. La terrazas de los bares se habían llenado de gente que huía de las casas convertidas en hornos. No soplaba ni una brizna de aire. Por nuestra parte, nos adueñamos de una mesa en una de las terrazas de la plaza del Dos de Mayo.
Las estatuas de Daoiz y Velarde contemplaban el ir y venir de la gente, las conversaciones y las risas de las mesas, los trapicheos de los drogatas que llenaban las escaleras, los niños que jugaban incansables. En un banco un muchacho tocaba la guitarra intentando sacar unas monedas.
Era una noche mas de las muchas que se producen en Madrid todos los veranos. Lo que la hacia diferente, para mi, era que al día siguiente viajaría sola a New York, Sin apenas saber inglés. Aunque no estaba asustada sí nerviosa, como cada vez que emprendía un viaje. Desde allí tomaría un autobús y después un tren hasta llegar al pequeño pueblecito donde vivía la amiga que me había invitado a pasar el verano entre campos inmensos sembrados de maíz, y donde las casas estaban separadas por mas de tres kilómetros de distancia.
Bebíamos cerveza fría, y charlábamos de cosas intrascendente mientras nos lanzábamos miradas valorando la posición de cada uno con respecto a los otros. La noche avanzaba y la gente se iba yendo a dormir o a continuar la fiesta en otros garitos del barrio.
No tenia sueño. La maleta hecha me esperaba junto a la cama, y prefería llegar cansada al avión para dormir todo el trayecto. Marcos y Juana se despidieron dejándonos solos.
- ¿Otra cerveza?
- Otra cerveza
Las bebimos en silencio mirándonos a los ojos, la plaza estaba cada vez mas vacía. Algunos sobre los bancos dormían el colocón de la noche. Un viejo borracho entonaba su retahíla como el murmullo de una fuente. Los niños hacia tiempo que dormían en sus camas. El camión de la basura empezó a recoger los cubos llenos de botellas vacías y restos de comida. Los barrenderos como gallos de ciudad empezaron a limpiar la plaza rozando los adoquines con sus escobones, mientras, otros, abrían las bocas de riego, enchufaban las mangueras mojándonos los pies y llenando el aire de una humedad putrefacta.
- Te deseo, mucho, ahora mismo.- Dijo.
No respondí y seguí bebiendo sin quitar la mirada de sus ojos.
- Esta noche, deseo hacerte mía.
Sentía su deseo como un calor ardiente subiendo por las piernas, como un agujero vacío en las entrañas que tuviera que completarse.
Me miraba profundamente abarcándome entera, envolviéndome.
- Quiero amarte toda, ahora, esta noche.
Seguí bebiendo en silencio fijos los ojos. La sangre hervía con su deseo.
El aire era pesado, un calor bochornoso nos hacia sudar aun sin mover un solo musculo. De pronto el viento se levantó con fuerza y empezó a agitar los toldos y las sombrillas de los locales, una silla cayó rodando por las escaleras, los papeles volaban como palomas, nubes de polvo nos cegaron los ojos. Varios rayos cruzaron el cielo, enseguida sonaron los truenos anunciando que la tormenta venia. Gruesas gotas comenzaron a caer.
- !Vamos! Dijo tirando de mi !Vamos!
Me tomó de la mano y nos fuimos hacia mi casa que estaba cerca de allí,
en la habitación nos quitamos la ropa mojada y sin apenas darme cuenta ya lo tenia encima resoplando. En breves instantes se había derramado sobre mis muslos. Al terminar se quedo pesado como el plomo sobre mi. Le empuje a un lado. Se levantó sin mirarme. Se dirigió a la ventana y comenzó a vestirse. La nube ya había descargado y las primeras luces del alba iluminaban el horizonte.
- Me voy. Dijo, saliendo por la puerta.
!Qué desastre! éste además de mal amante es imbécil. A esto le llama hacerte suya.Pensé
Me duché, me preparé un café bien fuerte, recogí las maletas y llamé un taxi. No volví en muchos años y nunca mas volví a verle.
Hoy en día ese tipejo es un artista de renombre internacional.....que según dicen los entendidos ...bla...bla...bla....
Yo la verdad me pregunto ¿Cómo un ser de esa calaña ha podido llegar a ser tan internacionalmente famoso...? Lo más curiosos, o no tanto, es que en su obra la gran ausente es la mujer... en las las pocas que aparece el hombre le tapa los ojos, o les aplasta con la mano.
Pero la situación de ellos no es mucho mejor, son ciegos, sordos y no tienen pies y cuando se hablan no se escuchan....
Se dice que los artistas se auto retratan en su obra, algo de cierto debe haber....Luego los espectadores se identifican con algo y lo proyectan sobre la obra, creando así un objeto independiente de su autor, mutable en función de sus necesidades.

En este caso no puedo separar el hombre de su obra...y me lleno de preguntas acerca del arte, los artistas, la fama y el prestigio.....

Imagen: Plaza del Dos de Mayo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué historia tan extraña y reveladora. ¿Me comentarás más detalles? Necesito saber.
D.

Esther Hhhh dijo...

Bueno, hay tipejos (y tipejas) que llegan lejos siendo seres mezquinos... Que le vamos a hacer, el mundo no es un cuento de hadas y los malos no pierden siempre.

¿Sabes? Yo en cambio no quiero saber más detalles de este tipo, pero me encantaría saber como fue el viaje a New York...

Besitos

ybris dijo...

Menos mal que esperaba un viaje a Nueva York. La despedida de Madrid era suficiente hasta para arruinar la visión artística de un supuesto artista.

Besos.