lunes, octubre 05, 2009


El avestruz
y
la luna


A Oscar cuando salía del colegio le cuidaba su abuela mientras hacia los deberes ella preparaba la comida . En su mente se han quedado grabados; el olor de la cebolla frita, el crepitar del aceite , el sabor de la leche requemada de las croquetas que él rebañaba, el ruido de los tenedores cuando batía las claras, el dulzor de las natillas.
No le gustaba estudiar, le costaba retener los nombres de los ríos, los números se le escapaban entre los dedos y solo destacaba en la clase de gimnasia.
Cuando su madre le preguntó:
- Ya tienes el graduado ¿Y ahora que quieres hacer?
Él no dudo.
- Restauración. Quiero ser cocinero.
Su madre quería un ingeniero pero le matriculó en la escuela de hostelería. Allí pasó cuatro años, entre fogones.
Cuando por fin le dieron el titulo solo soñaba con ser dueño de un restaurante, por el momento se tuvo que conformar con trabajar de pinche con un cocinero famoso.
Es ahí donde empieza a acariciar su sueño: Un local solo especializado en la carne de avestruz; escalopines de avestruz con reducción de Oporto, lomo de avestruz en cama de boletus.....
Empieza a leer, busca documentación, visita granjas, experimenta. En el ambiente familiar tienen éxito, pero el necesita más, mucho más. !Una estrella Michelin! Tiene que conseguir algo más que preparar platos sabrosos, algo rompedor. En algún lado ha leído de la exquisitez de los huevos de avestruz fecundados puestos en la noche de luna llena. Esa podría ser “su receta”. Se ha convertido en una obsesión probar si es cierto que se nota la diferencia. Entonces con su receta-estrella presentarse a un concurso, ganar, darse a conocer.... !Si, sí, el cuento de la lechera! Es joven todos los jóvenes tienen derecho a tener sus sueños, a que se rompa el cántaro o a triunfar. “El que algo quiere, algo le cuesta” Le ha dicho siempre su abuela. Y el está dispuesto a pagar el precio.

Durante las vacaciones ha trabajado en distintas granjas con la sola finalidad de encontrar una en la que se pueda entrar y salir sin ser notado. La finca “L'avestrucina” en una localidad extremeña parece la mejor; es grande, el vigilante medio sordo y vago, el ponedero esta cerca de la vaya alejado de la caseta. Los machos incubadores resultan lo bastante agresivos como para no necesitar muchos más cuidados.
Oscar se ha pasado trabajando allí el último mes, los machos le conocen. Hay varias hembras ponedoras, la posibilidad de que pongan uno es grande. Tiene que ser muy rápido el tiempo que transcurre entre que la hembra pone el huevo y el macho vuelve para incubarlos es de apenas unos minutos. Sólo hay una noche por mes. Elige Octubre aun no hace demasiado frío para permanecer horas esperando agazapado y las noches comienzan a ser largas.
Todo está preparado. Ha dejado la moto escondida entre unos arbustos. hace a pie un camino estrecho hasta el hueco que ha dejado en la vaya para poder entrar . Nadie le ha visto. Todo va bien por ahora. Que sea luna llena no facilita las cosas, en el cielo no hay ni una nube, pero eso también le permite ver si se acerca el macho. Permanece detrás de una piedra observando a las hembras, una está sobre los huevos, lleva un buen rato allí. Pasada la media noche se levanta y se va.
Oscar no pierde el tiempo, corre, tantea los huevos hay uno mas caliente que los demás ese tiene que ser el recién puesto. Lo toma en sus manos y pone pies en polvorosa, ve la sombra del macho acercarse hacia él, apresura aun más el paso y consigue colarse por la grieta justo a tiempo. Es una suerte que las avestruces sean tan silenciosas.
Vuelve despacio por el camino acariciando su trofeo. En su nerviosismo se pierde varias veces hasta encontrar la moto. Envuelve el huevo en su chaqueta y se pone en marcha. Ya ha amanecido cuando llega.
En la soledad de su habitación, desenvuelve el paquete lo mira ansiosamente por todas partes, lo pone a contraluz, entonces se da cuenta. !No está fecundado, no sirve para la receta!


Imagen tomada de google

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El cuento va tomando una vertiginosidad que quita el aliento, pero el final lo hallé trunco. Pensé que se le iba a caer o que con el huevo iba a triunfar.
Un abrazo
D.

Anónimo dijo...

A Happy End? El esfuerzo premiado a la primera? No, Oscar debe meditar que hacer, repetir su hazaña o desistir...personalmente creo que repetira su hazaña, mejorará las estrategias... es joven e impetuoso y la vida aun le parece larga.....
Los huevos de avestruz son muy duros....no se rompen facilmente.....

Jezmas.daz dijo...

jjaja, me genero muchos nervios el texto, el final es muy inesperado, aunque debo admitir que sobre su llegada pense que seria una cabeza lo que encontraria en lugar del huevo, muchas gracias por compartir, un cordial salutte!

Anónimo dijo...

Rei, rei rei y rei, recorde aquellos tiempos ( no tan lejanos ) cuando chaval me escurria de casa en direccion al escondite de los huevos, ciertamente las espia, conocia sus horarios...

El mismo Ominona de siempre.

Anónimo dijo...

El final va bien me acomoda, para crear la saga de Oscar... Mmm, por que no la venganza de la avestruz...
Si, me gusta aquello, la granja en complot contra el ladron de huevos .

Ominona