jueves, diciembre 31, 2009

LA PERLA

Su padre antes de morir depositó una perla en manos de la niña.- Ésta es toda mi herencia. - Le dijo. Cerró los ojos y se durmió para siempre. La niña al principio la guardó en una bolsa de seda. En la soledad de su habitación solía contemplarla y jugar con ella, luego la volvía a guardar. Al cabo del tiempo sintió deseos de compartir su secreto con su amigo. La metió en su bolsillo y se fue a caminar con un muchacho al que quería.
Tengo un secreto. ¿Serás capaz de guardarlo?
¿Desconfías de mi?
Entonces ella sacó la bolsa y la perla. A él le falto tiempo para salir corriendo con ella en la mano.
Empezó entonces la persecución, corrieron por un sendero y llegaron al acueducto romano, entonces el muchacho tropezó y la perla salió rodando. Brillaba dando botes, descendiendo hasta caer en el fango. Un gusano al verla brillar pensó que era comida y se la tragó sin pensarlo dos veces. No le sentó muy bien, enseguida ya no podía respirar y en pocos minutos se le fue la vida.
La niña pensó que sin la perla y sin amigo en quien confiar no valía la pena seguir viviendo y se arrojo al fango y en pocos minutos también ella se ahogaba.
El muchacho que no entendía que una perla significara tanto, alzó los hombros, se metió las manos en los bolsillos, y se marcho a jugar al fútbol con los otros muchachos de su pueblo.

Imagen: "La perla" de Salvador Dalí

3 comentarios:

MentesSueltas dijo...

Hola Fortunata, dejo mis mejores deseos y mi mejor energia para este año que inicia.

Te abrazo
MentesSueltas

Anónimo dijo...

Cuando niño, en el campo mientras cuidábamos los animales, solía mi hermana leer cuentos “maravillosos”. Recuerdo que Pinocho pudo cobrar vida, el soldadito de plomo fundió su corazón en uno eterno, el gigante tuvo gestos de generosidad increíbles; entonces…

Suena el pito, el muchacho corre frenético tras el balón, un dos tres gol, gol gol golllll… es el héroe… mira de un lado a otro, buscando entre la multitud de chicos a su amiga, ella no esta. Absorto en sus pensamientos las imágenes acuden en torbellino una tras otra, no comprende lo ocurrido, sin mediar explicación se encuentra frente a frente con su imagen. Es inevitable que las lágrimas rueden por su mejilla desembocando en la oscuridad del fango.
Desde la cima del árbol un jilguero observa la escena, vuela en círculos en torno al muchacho, repitiendo en un canto melódico “esta es mi herencia”….

A lo lejos dos siluetas se dibujan en una risa contagiosa…

Anonimado

Anónimo dijo...

Así son (¿somos?) algunos...
D.