martes, mayo 04, 2010


Historias de la terminal 1

Son las dos de la tarde, la terminal de ómnibus de una ciudad importante del interior. Es nueva, luminosa, pequeña, forma parte del shoping de la ciudad. Por los altoparlantes se anuncian las salidas y llegadas. En los mostradores se apiña la gente pata comprar pasajes o enviar encomiendas. Tengo que esperar, me siento en una mesa a beber una soda, afuera el sol calienta, dentro está fresco. Leo.
Un hombre se acerca, quiero defender mi intimidad, le rechazo pero insiste. Por dentro grito !Déjeme en paz! !No quiero que nadie me hable! !Silencio! Me cansan las historias tristes, los amores rechazados, los problemas laborales, los abandonos, las vidas tediosas. !No, por favor, no más!
El hombre insiste, pide ayuda
- De verdad, no tengo dinero
Me besa las manos, una y otra vez con sus labios húmedos.
- Usted, sólo usted puede ayudarme
- No diga tonterías
Sigue agarrándome las manos, con hipos y con lágrimas añade.
- !Señora, usted, sólo usted puede salvarme!
- !No, déjeme!
Le empujo con todas mis fuerzas, creo que se ha golpeado con una silla, cae al suelo como un saco. Corro, y subo a un ómnibus que sale en ese momento. No se a donde voy. Me siento en el primer asiento que encuentro libre, respiro hondo. Nos adentramos por verdes praderas en las que pastan las vacas. De pronto me doy cuenta, he dejado la valija al lado de la silla.

Imagen: Úrculo

1 comentario:

Anónimo dijo...

De valiosa ayuda le habrás sido...
Un abrazo, Lechucita
D.