jueves, julio 21, 2011


SACRIFICIO

La Blanquita es hija de la Dolores, una cordera destinada desde su nacimiento a sufrir los dolores de parto para traer corderos al mundo. La Blanquita nació hace pocos días, yo misma ayudé a la Dolores, hundí mis manos en su útero caliente y tiré de sus patas para que saliera sin dañarse, después de sacarle la placenta se la entregué a su madre para que la lamiera. A las pocas horas La Blanquita caminaba por la hierba. Desde los primeros días la he tomado a menudo en mis brazos, la he acariciado su pelaje sedoso y la he acostumbrado al aroma de mi cuerpo.Se ha hecho tanto a mi que se ha vuelto confiada, acude cuando la llamo, se frota contra mis piernas y me sigue donde quiera que vaya.
La primavera luce en todo su esplendor, los campos se han llenado de flores de todos los colores, las retamas y las jaras llenan el aire con su aroma, la hierba crece verde y jugosa. Yo y mi corderas retozamos felices por los prados.
Esta tarde he llamado a la Blanquita, ella viene y me mira interrogante, la tomo entre mis brazos y la beso con ternura, me dirijo con ella a un nogal cercano a la casa, me siento sobre la hierba y la acuno hasta que se queda dormida, abandonada, la miro y la acaricio mientras mi mano busca un cuchillo oculto entre las raíces del árbol, lo froto contra mis piernas, lo caliento y lo hundo con precisión en su cuello, la hoja penetra la carne y le corta la yugular, la sangre salpica mi delantal. La Blanquita permanece con los ojos cerrados, un suspiro sale de su cuerpo y siento que su alma de cordera se desprende del cuerpo y asciende a los cielos. Mientras recojo la sangre que mana de su cuello en un caldero rezo un responso. Cuando ha caído hasta la última gota la abro en canal, la desnudo y la despojo de las vísceras que guisaré con arroz para los perros, el corazón lo guardaré para la cena, su cuerpo vendrán mañana a buscarlo.
Después de La Blanquita vendrán La Clara, La Aurora, La Nieves... El tiempo de los sacrificios ha llegado.

Imagen: "Inocencia" J.B. Greuze

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un brusco cambio en medio del hasta entonces tierno relato. Me gustó más la primera parte, aunque no se explica completamente sin la segunda.
Abrazos
D.

mentecato dijo...

Un abrazo, querida amiga. Regresé de vacaciones...