lunes, mayo 21, 2007


TARDES DE PRIMAVERA

Ya habían empezado los días de calor. Como cada tarde recogió los libros, los metió en el macuto y salió de la biblioteca. Había completado sus cuatro horas de estudio diarias. Una vez en casa se duchó y se arregló para ir a ver a Paloma. Como todas las tardes, en el camino la angustia se alojó en el estomago, la incertidumbre de no saber quién llegaría antes le producía una gran ansiedad.

Ella siempre decía:

.- Intentaré llegar pronto, pero no te preocupes mi madre seguro que está en casa.

Paloma era cada vez más impredecible, mientras él estudiaba para las oposiciones, ella tomaba clases de cosas estrambóticas, danza del vientre, método Stanislanski de teatro, tarot de Jodorosky, luego cuando estaban juntos le sometía a experimentos, se empeñaba en leer el futuro, retorcía la cintura como una contorsionista, o representaba personajes que tenía que adivinar.

Consultó la hoja de espectáculos que llevaba en el bolsillo para ver si ponían alguna comedia que no le hiciera pensar y descansar un rato. Trabajo inútil, al final irían a una de esas sesiones de cine experimental en versión original y con subtítulos. O películas antiguas de neorrealismo italiano o expresionismo alemán que ponían en la filmoteca en las que invariablemente se quedaba dormido. Ella a la salida explicaría exaltada los matices de color, los claros-oscuros, la importancia de la luz, el ritmo de las escenas, la música.

Después del cine intentaría convencerla de pasear por el parque del Retiro, o el Madrid de los Austrias. Como de costumbre terminarían viendo algún espectáculo en el que trabajase un amigo suyo, en un local lleno de gente, humo y ruido.

Subió lentamente la escalera, Paloma no había llegado. Su madre le abrió la puerta

.- Entra, hijo, siéntate conmigo un rato, así me haces compañía.

Le hizo pasar a una salita en penumbra con la televisión puesta. Sobre la mesa una labor de ganchillo, le indicó el sofá mientras ella se dirigía a la cocina de donde trajo limonada y unas croquetas recién hechas. Se sentó a su lado, llevaba una camisa amplia que dejaba ver sus pechos sin sujetador, se quedó mirándolos con disimulo. Las croquetas estaban deliciosas. Ella preguntaba y el contestaba sin miramientos, desnudándose interiormente, se sentía agusto, la habitación se iba oscureciendo. El calor y el perfume de su cuerpo le iban penetrando, notó que su mano le revolvía el pelo, no hizo nada por evitarlo se estiró más en el sillón y su rodilla chocó con la suya, no pareció darse cuenta. Permanecieron así comentando un programa de humor que ponían en la tele.

Ella se levantó.

.- ¿Me ayudas a poner la bombilla del cuarto que se ha fundido esta mañana?

Él cada vez más turbado la siguió obediente. Podía percibir el contoneo de sus caderas al andar. Sintió ganas de agarrarla por la cintura y abrazarla como había visto en tantas películas. Ella colocó una silla debajo de la lampara, el se subió obediente, ella encendió una vela y la acercó a la altura de sus nalgas, él desde arriba podía ver su cuerpo iluminado por la llama. Cuando ella le tendía la bombilla oyó el ruido de la llave en la cerradura.

Terminó con lo que hacía y salió a besar apasionadamente a Paloma, su mano aprisionaba su pecho.

.- ¿Te he hecho esperar mucho?

.- No, cariño, tu madre es una estupenda anfitriona.


Imagen: Carmen Laffont

6 comentarios:

mentecato dijo...

¡Buenísimo!

S. M. L. dijo...

Muy caliente. ¡Si hubiese demorado un poco más!

MentesSueltas dijo...

Entrego un abrazo desde el frío de Buenos Aires.
MenteSueltaS

Margot dijo...

Estás que te sales, fortu!

TORO SALVAJE dijo...

Fortunata, se me ha hecho corto, cortísimo, y quería otro final, eso debe ser algún trauma infantil supongo???, de todas maneras te felicito.

Te publicaran sin duda.

Besos.

Jesús dijo...

Jo! amiga : realmente excitante tu relato. Levantas pasiones y enervas mentes fogosas. Eso es escribir...despertar sentimientos
Un saludo