De pronto me di cuenta
Había llegado tarde
Se habían repartido los boletos
Tampoco me quedaban esperanzas
Podía...
Eso sí
Mendigar para que me dieran
Algún billete usado
La funda del helado
Yo podía soñar
Que había visto los Alpes
Que aún quedaban medallas
Ir a la puerta de los cines
Esperar a la salida del teatro
Cerrar los ojos y pensar
Que aun era posible
Pero también para eso era tarde
El frió se había colado por todas las rendijas
El agua había enmohecido todas las paredes
Ni siquiera apuntalada
Resistía los embates del tiempo
Habían socavado los cimientos
No quedaban zapatos
Ni disfraces que ponerse
¡NO! – Grité desesperada
¡Hace tiempo que espero!
Pero no hubo respuesta
No era la única harapienta
Que buscaba desperdicios
Publicar poemas en panfletos
Escribir haikus en las paredes
Hasta para eso era tarde
Se había pasado el tiempo
De usar rotuladores en las puertas
De escribir con tizas
De anotar en la arena
De trazar con el dedo
TE QUIERO
En la espalda del amado
No quedaba tinta en los tinteros
Ni agallas para hacerla
Ni siquiera un tizón
Restaba de las brasas
Ni siquiera saliva mezclada
Con los propios excrementos
NADA no quedaba NADA
Se había acabado EL TIEMPO
2 comentarios:
Leñe, todo el texto aparece alineado en una columnita de la izquierda... cómo para verlo!!! jajaja
Y no, no debes ser la única harapienta pero mientras queden tizas... te vienes a hacer graffitis conmigo? y pintamos paredes de jeroglíficos, en sanscrito o esperanto. Y cuando se acaben las tizas con saliva, incluso con excrementos como niños sin pudor ni escrúpulos... aunque haga falta la sangre, con esa también.
Trato?
Tiempo... a veces amigo y casi siempre enemigo.. Hay que aprender a convertirlo en un aliado.
Besitos
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