lunes, agosto 13, 2007


De pronto me di cuenta

Había llegado tarde

Se habían repartido los boletos

Tampoco me quedaban esperanzas

Podía...

Eso sí

Mendigar para que me dieran

Algún billete usado

La funda del helado

Yo podía soñar

Que había visto los Alpes

Que aún quedaban medallas

Ir a la puerta de los cines

Esperar a la salida del teatro

Cerrar los ojos y pensar

Que aun era posible

Pero también para eso era tarde

El frió se había colado por todas las rendijas

El agua había enmohecido todas las paredes

Ni siquiera apuntalada

Resistía los embates del tiempo

Habían socavado los cimientos

No quedaban zapatos

Ni disfraces que ponerse

¡NO! – Grité desesperada

¡Hace tiempo que espero!

Pero no hubo respuesta

No era la única harapienta

Que buscaba desperdicios

Publicar poemas en panfletos

Escribir haikus en las paredes

Hasta para eso era tarde

Se había pasado el tiempo

De usar rotuladores en las puertas

De escribir con tizas

De anotar en la arena

De trazar con el dedo

TE QUIERO

En la espalda del amado

No quedaba tinta en los tinteros

Ni agallas para hacerla

Ni siquiera un tizón

Restaba de las brasas

Ni siquiera saliva mezclada

Con los propios excrementos

NADA no quedaba NADA

Se había acabado EL TIEMPO



2 comentarios:

Margot dijo...

Leñe, todo el texto aparece alineado en una columnita de la izquierda... cómo para verlo!!! jajaja

Y no, no debes ser la única harapienta pero mientras queden tizas... te vienes a hacer graffitis conmigo? y pintamos paredes de jeroglíficos, en sanscrito o esperanto. Y cuando se acaben las tizas con saliva, incluso con excrementos como niños sin pudor ni escrúpulos... aunque haga falta la sangre, con esa también.

Trato?

Esther Hhhh dijo...

Tiempo... a veces amigo y casi siempre enemigo.. Hay que aprender a convertirlo en un aliado.

Besitos