miércoles, julio 30, 2008

EL ACCIDENTE

Fue repentino, impredecible, ibas despreocupada hablando por el móvil, precisamente de lo bien que iba todo. El autobús tomó una curva, quizá mas rápido de lo que era conveniente, era alto para ser un autobús de cercanías, recién estrenado, es posible que el conductor llevara pocos días haciendo la ruta. El autobús giró y basculó, te viste catapultada, haciendo una curva precisa te elevaste sobre el asiento y fuiste lanzada cabeza abajo contra la puerta, como un proyectil te estrellaste , un impacto seco y doloroso, los brazos intentaron frenarlo, pero ellos mismos vibraron como una cuerda tensada, los escalones se fueron clavando en el cuerpo trazando un pentagrama, los hombros, las costillas, los muslos, las rodillas, la espinilla, es fácil leer en tu cuerpo una melodía de dolor, una melodía que se alargara durante días. Tu ahora sólo sientes la cabeza, una punzada brutal en la cabeza. La gente te rodea, hablan al mismo tiempo, tiran de ti para sacarte del pozo en el que acabas de caer. Tú quisieras quedarte quieta hasta que baje un poco su agudeza. Tiran de ti, temes que te hagan mas daño del que ya tienes encima.- Tranquilos ya me levanto. Dices y haces un gran esfuerzo, te das cuenta de que tu rodilla sangra, nadie mas se percata. El conductor te mira y te pregunta.- ¿Esta bien señora? En su mirada puedes leer su miedo.... si hay una denuncia.... si pierde el empleo.... - Estoy bien.- Respondes. Tengo mucho daño, pero estoy bien. Todos respiran hondo y vuelven a su sitio, solo una pareja jovencisima, que lo han visto todo de cerca, saben lo que verdaderamente ha pasado, ella está medio mareada por la impresión recibida. La calmas. -Me duele la cabeza, pero estoy bien, tranquila. Es solo un dolor intenso y agudo en la frente, un cuerno !Al cuerno, él que me esta poniendo los cuernos! Te ríes de tus propias tonterías. Llegas a tu parada, el conductor vuelve a preguntarte si te has hecho daño.- Mucho daño, pero estoy bien. Vuelves a decirle. Los jóvenes se ofrecen para acompañarte. La casa esta cerca, no es necesario. Una vez allí sabes exactamente que hay que hacer, una pomada que baje el chichón y las otras contusiones, desinfectar la herida de la pierna, un anti-inflamatorio cada ocho horas y observar lo que pasa. Rechazas la oferta de llevarte a urgencias, no te apetece pasar la noche en un hospital, que te hagan radiografías, que te metan calmantes en vena, preocupar a los de casa. Mejor observarte, que el cuerpo diga lo que piensa...
Te dice al oído.- Estoy agotado, como si me acabaran de dar una paliza”. Le respondes .- No te preocupes descansa.

Llevas días que no te apetece levantarte de la cama.


1 comentario:

Esther Hhhh dijo...

Buff, hay veces que yo tampoco me levantaría...

Besitos