CONFUSIONES COTIDIANAS
Paseaba por una calle que no era su calle, se agarraba del brazo de uno que no era su compañero, sermoneaba a la hija de otra y abrazaba la nieta de alguien desconocido. Quizá en otro lugar del mundo ella abría la puerta de su apartamento, besaba a su marido, escuchaba la charla interminable de alguno de sus hijos y enseñaba poesías a su nieto.
1 comentario:
Entonces, también debe de haber un doble tuyo dando vueltas por el mundo.
Ya me reincorporé. Te dejé un mensaje en tu correo. Un gran abrazo, Lechucita
D.
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